…llegamos a la cumbre prácticamente todos al mismo tiempo, en este ultimo largo ni si quiera pusimos seguros, eran las 4 de la madrugada de una noche veraniega y acabábamos de hacer una de las empresas mas bonitas de mi corta historia como escalador; La luna inundaba toda la pared con un brillo inusual, la alegría era completa, las vistas no podían ser mas luminosas en aquella tremenda oscuridad, ¡¡éramos los dueños de la noche!!, abajo en el llano los mortales dormían, se permitían soñar ¡¡ilusos!!; Mientras nosotros escalábamos felices, nuestros corazones latían con tanta pasión que podíamos escucharlos, queríamos un trocito de cielo para cada uno, lo guardaríamos para la eternidad, nadie ya podría arrebatarnos la gloria; no habíamos abierto ninguna exigente vía, no hacia un tiempo de mil demonios, no había excesivas dificultades mas allá del quinto grado, fueron 450 mtrs de pared de pura roca compacta, naranja de día blanca de noche,, habíamos ganado el mejor y mayor de los premios alpinos que un escalador puede conseguir, la montaña nos otorgo la “cuerda imaginaria”, irrompible, tremendamente bella, no podíamos tocarla pero la sentíamos plenamente, estábamos condenados a estar encordados el resto de nuestros días.
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